domingo, abril 27, 2008

LOS LENGUAJES DEL MUNDO: ANALOGÍAS CON LA NATURALEZA

Escribí este ensayo en 1995, estudiando en Godmer House, Oxford.

El lenguage humano es un sistema viviente: nace, se desarrolla, alcanza la madurez, se hace viejo y en algún momento desaparece. El conjunto de los lenguajes hablados en el mundo es como un gran ecosistema viviente, y su estudio muestra algunos puntos en común con la naturaleza y la biología.
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1ª analogía: ¿cuantas lenguas y especies existen?

En el mundo se hablan más de 3000 lenguas. Es difícil trazar una línea exacta entre lengua y dialecto. Muchos lingüistas, que son los que estudian el lenguaje, identifican más de 5000 lenguas. De hecho no conocemos el número real de lenguajes.

Esta situación es bastante similar a la que nos encontramos al estudiar el mundo natural. No hay una clara división entre especies y subespecies, y realmente nadie sabe cuántas especies de seres vivos existen.

2ª analogía: el árbol de parentesco que relaciona a las lenguas y a las especies.

Muchas lenguas modernas comparten semejanzas básicas en su vocabulario, fonética o estructura gramatical. Las lenguas pueden ser así organizadas en un gráfico en forma de árbol: las que son semejantes se agrupan en ramas (p.ej., los idiomas Inglés, Alemán y Escandinavo forman una rama llamada lenguas Germánicas). Después, varias ramas pueden combinarse formando familias de lenguajes. Se reconocen más de 70 familias, aunque hay controversias sobre cómo agrupar cada idioma en particular. Una familia puede contener varios cientos de idiomas. La mayor familia de lenguas del mundo es la familia Indo-Europea, que incluye la mayoría de las lenguas que se hablan en Europa, América y muchas de Asia (desde el Inglés y el Gaélico, al Latín, Griego, Persa y muchas de las más de 150 lenguas habladas en India). Las lenguas de una misma familia pueden ser muy diferentes, como el Finlandés y el Húngaro. En muchos casos, un único idioma constituye una familia, como el Japonés o el Vasco.
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También esta situación es similar a la que se encuentra en el mundo natural. Las especies están jerárquicamente organizadas, como las ramas de un árbol, en grupos llamados "géneros", familias, etc. (Fig. 1).

Las escrituras o alfabetos usados en el lenguaje escrito son instrumentos recientes, y sus relaciones entre los distintos idiomas son diferentes a las de las lenguas habladas. Por ejemplo, como podemos ver en la Fig. 2, las escrituras usadas en Hindi y en Urdu son muy diferentes, pero ambos son idiomas muy estrechamente emparentados (algunos lingüistas los consideran como un único idioma). Al contrario, el Chino y el Japonés, o el Inglés y el Húngaro, usan escrituras semejantes pero de hecho estos idiomas no están emparentados.
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3ª analogía: el orígen de las lenguas y las especies es borroso.
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La Lingüística ha hecho un gran esfuerzo por reconstruir el idioma original, el que se supone que hablaba el grupo primitivo del que derivan los seres humanos actuales. Este supuesto primer lenguaje de la humanidad fué llamado "protolenguaje". Pero la búqueda no ha tenido éxito. Las diferentes familias de lenguas no muestran ninguna convergencia hacia un grupo original y común de signos, sonidos o construcciones de los que pudieran haber surgido. Después de largos estudios comparativos nos enfrentamos a una completa ausencia de datos sobre los orígenes del lenguaje. Sólo hemos podido trazar las pautas de la evolución reciente de algunos lenguajes.

Esto es exactamente lo que ocurre con la evolución de los seres vivos. Sus orígenes siguen siendo un enigma. Cada grupo en particular aparece independientemente en el registro histórico, y no hemos encontrado trazas de un único grupo original de organismos del que pudieran haber surgido todas las especies.

4ª analogía: hay muy pocas dominantes y muchísimas (lenguas y especies) escasas.

El número de personas que hablan cada idioma es muy diverso (ver Fig. 3). Un único idioma, el Chino, es hablado por cerca de una cuarta parte de la población del mundo. Otra cuarta parte aproximadamente hablan sólo cuatro lenguas: Inglés, Español, Ruso e Hindi. Otra cuarta parte de la población habla una docena más de lenguas. Está claro que la gran mayoría de los idiomas del mundo son hablados sólo por un pequeño número de personas: unos pocos miles en algunos casos, incluso sólo en un pueblo, o por sólo tres o cuatro personas. Esta es una distribución extremadamente asimétrica. En la Fig.4 se representan los 90 lenguajes más extendidos del mundo y el número de personas que los hablan. La "cola" de la distribución se extiende de tal forma que cuanto menor es el número de personas hablantes del idioma, mayor es el número de idiomas diferentes que existen. Si representáramos 3000 idiomas, el gráfico se alargaría 30 veces y parece una distribución asintótica, en la que nunca alcanzamos el valor de "0".

Esta distribución es análoga a la de los seres vivos. El mundo natural contiene unas pocas especies dominantes y cientos de miles de especies menores y raras. La asimetría es la regla en el mundo biológico. Inversamente, la simetría es la regla en el mundo de la física teórica.

.5ª analogía: la extinción alcanza por igual, tanto a las lenguas y especies dominantes como a las minoritarias.
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Los sistemas asimétricos son muy inestables. Su tendencia es hacia la simetría, hacia el equilibrio. Por eso suponemos que el futuro de las minorías es predecible. Fatalmente, a medida que el número de hablantes de un idioma disminuye, las nuevas generaciones deben abandonar su lengua materna y adoptar en su lugar un idioma más extendido que les será de mayor utilidad. Las lenguas dominantes desplazan a las lenguas minoritarias por medio del poder político y cultural, ahora incluso más rápidamente que antes debido a la aparición de los medios de comunicación de masas, que propagan las lenguas dominantes en áreas donde antes no hubieran llegado. Podemos suponer que las lenguas minoritarias están condenadas a la extinción, de la misma forma que las especies más raras son más débiles que las comunes en caso de crisis ambiental y riesgos de extinción.

Sin embargo, la historia muestra una imagen diferente. Las lenguas antiguamente dominantes como el Griego clásico, el Latín o el Copto, ahora prácticamente han desaparecido, reemplazadas por otras anteriormente minoritarias, evolucionadas tras su contacto con la antigua cultura principal. Lenguas principales como el Maya en Norte y Centro América fueron casi completamente reemplazadas por la lengua sucesora, el Nahuatl, al extenderse el imperio azteca; y después ambas se convirtieron en lenguas menores reemplazadas por el Español. Y así ha ocurrido con muchas lenguas. No sabemos cuantas lenguas han desaparecido completamente, pero sabemos que tras los cambios mayores quedan supervivientes. Si el destino probable de la desaparición de las lenguas menores fuera el acontecimiento más frecuente, la distribución tendería a ser simétrica, y el número de lenguas disminuiría (la "cola" se acortaría). Pero no es esto lo que ocurre en el mundo en general. La renovación continua se acompaña de un incremento de diversidad, opuesto al supuesto reemplazamiento gradual de las minorías por la mayoría.

Esto es análogo a lo que ocurre en el mundo de la Naturaleza. La extinción se supone que afecta más a las especies raras, pero de hecho especies muy extendidas se han extinguido, incluso cerca del momento máximo de su desarrollo, y muchas especies menores y raras han permanecido a través de millones de años de cambios naturales. No hay una supervivencia de algunas especies "mejor adaptadas", sino al contrario, se sostiene e incrementa una alta diversidad (la llamada paradoja de Haldane). Incluso se ha afirmado formalmente que no hay relación directa entre el número de individuos de una especie y su probabilidad de extinción (la tasa de extinción es prácticamente constante para cada particular familia de especies, según la llamada ley de Van Valen).

La situación en el futuro no parece indicar que habrá un único lenguaje en el mundo. Tampoco parece posible tener un mundo natural con una única especie. El esfuerzo por introducir un idioma artificial con este fin, el Esperanto, no ha tenido éxito. Las personas adoptan algún idioma particular como segunda lengua junto a su lengua materna, impulsados por su necesidad de comunicación. Pero el idioma más extendido en el mundo cambia con el tiempo.

Tenemos ahora un respeto nuevo hacia las minorías. En el pasado el hombre suponía que al imponer un idioma a los nativos de una colonia hacía lo correcto, o al matar todo tipo de animales. Ahora sentimos que la pérdida de un idioma, como la extinción de una especie rara, tiene un impacto global negativo, que pone a todo el mundo natural y a los seres humanos en peligro de empobrecimiento y de riesgo para su supervivencia.

En conclusión, tanto las lenguas humanas como las especies de organismos comparten analogías en su estructura y organización: límites difusos entre ellas, jerarquía de parentesco, orígenes borrosos, distribución muy asimétrica de sus individuos representantes, y probabilidad constante de extinción. Es posible por tanto considerar a ambas entidades como sistemas vivientes análogos, cognitivos y evolutivos.
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En Lingüística, como en Biología, hemos de procurar desterrar un viejo prejuicio que nos hace ver a los sistemas evolutivos como ordenados en escalas que van de lo "simple" a lo "complejo", de lo "inferior" a lo "superior". Nada de ello, ni en las lenguas ni en las especies, tiene que ver con la realidad sino con la visión sesgada de nuestra "civilización" y nuestra cultura. Las más primitivas y arcaicas entidades son de enorme complejidad y capacidad, sin que nada las haga inferiores a las entidades más derivadas y modernas.
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Bibliografía

CRYSTAL, D. (1987). The Cambridge encyclopedia of language. Cambridge Univ.Press.
FOX, A. (1995). Linguistic reconstruction. Oxford linguistic, 372 pgs.
KATZNER, K. (1995). The languages of the world. Routledge, N.Y., 378 pgs.
RAUP, D. (1993). Extinction. Bad genes or bad luck?. Norton, N.Y., 210 pgs.
RUMLEN, M. (1987). A guide to the world's languages.
STEVENSON, V. (Ed., 1983). Words: the evolution of western languages. Methuen, London.
Languages of the world: http://www.nvtc.gov/lotw/index.html

viernes, abril 25, 2008

El origen y evolución del lenguaje

Uno de los temas que más han interesado a los estudiosos de la evolución humana es el origen y evolución del lenguaje. Si algo nos diferencia claramente de los demás organismos es la capacidad de adquirir un lenguaje articulado y simbólico, que tiene un significado propio (semántico, no sensorio). Y además de aprender en un breve intervalo temporal un conjunto de reglas gramaticales y sintácticas no explícitas, somos capaces de adquirir un nuevo lenguaje en cualquier momento (e incluso de inventarlo). La capacidad de hablar trasciende cualquier capacidad biológica ordinaria, y es la clave de todas las capacidades humanas superiores (artísticas, científicas, filosóficas, etc.)

Dice un autor uruguayo muy interesante, Juan Grompone, que "La evolución del hombre es una rara forma de la evolución darwiniana de las especies, diferente a todo lo anterior conocido". Se refiere el autor sobre todo a nuestra capacidad tecnológica, la inventiva para crear herramientas que nos ha permitido "dominar el planeta". Otra visión más "Gaiana" del proceso de "dominio" del planeta (expansión y colonización de una especie cosmopolita) podría asemejar la expansión humana a otras expansiones igualmente "únicas": la expansión de las cianobacterias en el Precámbrico que cambiaron la química de la atmósfera; la de los hongos y plantas terrestres en la Era Primaria, que siguen siendo los organismos de mayor tamaño; o la de los insectos sociales, verdaderos superorganismos. Todos ellos han constituído gigantescas innovaciones de escala planetaria, como a justo título puede considerarse la humanidad.

En tal caso ¿qué es, si es que es algo, lo que nos hace únicos a los humanos?

Una de mis respuestas favoritas es: el lenguaje. Sin lenguaje no hay pensamiento, y sin pensamiento no hay tecnología. Toda nuestra originalidad se basa en ese fenómeno biológicamente inexplicable que es el lenguaje humano. La estructura del lenguaje humano que se expresa en las distintas lenguas o idiomas tiene una base común, como demostró ese genio llamado Noam Chomsky. Pero además los paleontólogos detectamos una estructura común en la evolución de las lenguas. Algo que las hace semejantes a cómo evolucionan los organismos. Los linguistas y los naturalistas podemos utilizar los mismos procedimientos para establecer filogenias y parentescos entre nuestros objetos de estudio (por ejemplo, la cladística). Por tanto, algo tienen en común las lenguas y los seres vivos: ambos surgen, se desarrollan, se reproducen y se extinguen.

Seguiremos adelante con este paralelismo, que nada tiene que ver con el modelo llamado darwinista de evolución "del-más-simple-al-más-complejo" (que quizá puede aplicarse a la historia de los ecosistemas, pero que apenas funciona para los organismos). Hay muchos modos de ver la evolución (o la historia: ¿términos sinónimos?).