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miércoles, febrero 11, 2009

transformación hombre - animal


Tras la apasionante lectura de las experiencias extremas de diversos alpinistas (s.l.) que han sobrevivido para contar su aventura, uno puede constatar que el sufrimiento físico y las durísimas condiciones que impone la alta montaña transforman a los humanos que se internan en ella. Y uno de los símiles que he leído en esos relatos es que en condiciones extremas los alpinistas se ven a sí mismos transformados en animales de montaña. ¿Cómo ven esa transformación, de hombre en animal?

En las largas travesías de aproximación a las cumbres, en las difíciles paredes de escalada muy técnica y arriesgada, en la aclimatación al frío intenso, a la falta de oxígeno, al esfuerzo ímprobo y a la deshidratación, los alpinistas encuentran su pasión y su mundo que les llena más que una vida ordinaria, cómoda y rutinaria. El alpinismo clásico incidía en el sentido del grupo, el compañerismo, la interdependencia para sobrevivir, el estilo de "todos para uno-uno para todos". Pero ya desde los años 50 se ha ido imponiendo un alpinismo más individualista e incluso solitario, con un estilo más de "sálvese quien pueda". En los momentos extremos, algunos relatos hablan de sufrir ataques de demencia, y muchos hablan de haber sufrido alucinaciones y voces interiores. Pero no es esa la transformación que se identifica con un animal. ¿Cual es?

Dado que yo personalmente no tengo experiencia en el tema, sólo puedo inferir por los relatos leídos en qué consiste esa experiencia que se vive como transformación hombre-animal; en primer lugar, se consideran estados distintos; en segundo lugar, ambos estados indican dos formas distintas de consciencia, y no más o menos consciencia, sino formas cualitativamente distintas de consciencia. Y en tercer lugar, esa cualidad animal no se percibe como negativa, degradante ni perjudicial, sino todo lo contrario: proporciona una enorme capacidad de resistencia y eficacia a quien la sufre.

Nada de esto tiene que ver con la común acepción de "animalidad", que en nuestro idioma (y en tantos otros idiomas de nuestra cultura) tiene sobre todo connotaciones morales degradantes.

¿Podremos algún día vernos, humanos y animales, con el mutuo respeto de quienes se conocen, se reconocen y se aprecian?