jueves, julio 13, 2006


En general, hoy los humanos no creemos que nos diferenciamos gran cosa de los animales. La ciencia nos dice que debemos ser humildes y considerarnos tan animales como cualquier otro.

La Biología, especialmente la Genética, nos asegura que los humanos pertenecemos al mismo reino que los gusanos o las hormigas, y que apenas nos diferenciamos de los chimpancés.

Sin embargo, hay opiniones expertas que dicen que la evolución biológica y la selección natural ya no rigen para los humanos: que nuevas leyes de evolución cultural y tecnológica han venido a superponerse a las antiguas leyes de la biología ... y que las nuevas leyes que los humanos representamos son capaces de modular las antiguas leyes naturales.

Si es así, los humanos somos una forma de organización nueva, surgida a partir del reino animal pero sujeta a leyes diferentes. Con la perspectiva que da el tiempo geológico es muy poco lo que llevamos viviendo, pero ya es suficiente para ver algunos efectos en nuestro entorno. Prácticamente ya no existe naturaleza "virgen". Todos los ecosistemas de nuestro planeta, incluso algunos otros cuerpos planetarios, han sido visitados, muestreados, alterados o profundamente cambiados por los humanos.

Nuestras formas y leyes humanas emergentes están modificando el mundo, como antiguamente las bacterias cambiaron la química del océano y del aire. Sin duda, el planeta Tierra ha ido cambiando con cada especie y cada familia que se ha incorporado. Pero una especie capaz de cambiar el mundo tanto (¡y en tan poco tiempo!) no es una simple especie más.

Creo que los humanos mostramos diferencias ecológicas y etológicas tan notables con nuestros parientes animales, que podemos constituir un taxón de mayor rango que una familia, si no un phylum o un reino. Las diferencias genéticas no siempre están relacionadas con las diferencias morfológicas, ecológicas o etológicas.

¿Desmedido orgullo, antropocentrismo, ideología, religión? La ciencia (la humanidad) lo dirá.