Este corte del terreno en una autopista de Madrid ha descubierto un tesoro.
En Casa Montero, cerca de San Fernando de Henares, existe un gran número de pozos de unos 8 metros de profundidad y menos de 2 m de diámetro que los hombres del Neolítico excavaron verticalmente de manera asombrosa para buscar pedernal. Éste se encuentra en bloques irregulares disperso y en capas deformadas, como se ve en la fotografía. Y sin embargo los neolíticos acertaron con cada pozo, llegando siempre donde había pedernal y evitando las extensas áreas donde no lo había.
Debajo del pedernal ha aparecido una capa negra de arcillas llenas de fósiles y de pisadas de mastodontes de hace unos 15 millones de años (el periodo Mioceno). La Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y diversas empresas encargadas de las obras y de la preservación del patrimonio se han encargado de salvar los hallazgos que ha sido posible rescatar y documentar los que han debido ser destruidos.
Desde el Paleolítico los hombres excavan el suelo buscando rocas, minerales y también fósiles. En muchos casos se trata de materiales útiles para fabricar instrumentos. Pero en otros casos es sólo por atesorar objetos cargados de significado: bellos, sagrados, ricos en información...
¿Cómo pudieron los neolíticos excavar pozos tan profundos, estrechos y certeros en Casa Montero, accediendo a una roca oculta a la vista y sin fallar un sólo pozo estéril?
¿Qué llevó a la familia Rich y sus compañeros a realizar un esfuerzo inimaginable para extraer fósiles de dinosaurios en el Sur de Australia, excavando una mina al pie de un gran acantilado, batidos por las olas, en condiciones durísimas y a centenares de kilómetros de la civilización? (leer "Dinosaurs of darkness" para creer).
Vale la pena detenerse a pensar qué distintas son las motivaciones de humanos y animales en su esfuerzo por la vida. Humanos y animales compartimos instintos de supervivencia, protección, reproducción... pero sólo a los humanos nos mueve la búsqueda: de conocimiento, de trascendencia, de posesión... hasta el punto de sacrificar los instintos primarios en pos de ella.