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Algunos pueden pensar que son obvias, pero para otros, las diferencias entre humanos y animales no son nada obvias (también otros piensan que son inexistentes). En ésto como en tantas cosas, los humanos nos diferenciamos entre nosotros: somos capaces de diferir en cualquier cuestión que se nos plantee, tanto si en apariencia es fácilmente contrastable como si no. Vean por ejemplo la disquisición de JAL sobre este tema:
http://weblogs.madrimasd.org/biocienciatecnologia/archive/2007/10/26/77481.aspx
Parecería, a priori, que la cuestión de la diferenciación entre humanos y animales sería fácilmente contrastable. A diferencia de las plantas, los animales se caracterizan por tener algún nivel de consciencia neuronal. A los humanos se nos ha desarrollado tanto la consciencia neuronal que prácticamente estamos identificados con nuestro cerebro. Gran parte de las cualidades típicamente humanas nos suelen remitir al cerebro: consciencia individual, lenguaje, capacidades cognitivas, etc.
Los animales más similares al ser humano no llegan a desarrollar más que muy pobremente las cualidades neuronales típicamente humanas (y cuando lo hacen, es siempre inducidos por un humano). Los animales más diferentes del ser humano presentan capacidades neuronales todavía más pobremente desarrolladas y menos variadas, hasta encontrarnos con animales de niveles de consciencia neuronal tan poco importantes que llegan a comportarse de forma similar a las plantas (por ejemplo, los crinoideos)
En esta situación, la diferencia entre humanos y animales es para muchos científicos una cuestión de grado y no de clado: cuantitativamente distintos, pero no cualitativamente. Seríamos esencialmente iguales a los animales, sólo que con más cerebro. Además, si nos fijamos en rasgos anatómicos o fisiológicos no cerebrales, nos distinguimos poco de los primates y otros mamíferos. Y desde el punto de vista genético, nos parecemos más a los demás primates que lo que dos ranas se parecen entre sí ¿Alguien habrá intentado ya la hibridación?
En esta situación encontramos una paradoja: un humano con una importante lesión cerebral, que le produzca retraso mental y le incapacite para realizar las funciones típicamente humanas ¿sería más similar a un animal?
Aquellos que tratan con personas deficientes mentales deben decirlo; pero creo que no se forman ni informan con veterinarios o cuidadores de animales, sino con médicos, enfermeras y educadores. La experiencia muestra que hay niveles de comunicación no verbal entre humanos, que permiten superar importantes deficiencias cerebrales; y capacidades cognitivas muy elevadas en personas con severos retrasos mentales. La película "Rain man" no se basa en una ficción, sino en las observaciones bien contrastadas de psiquiatras y cuidadores de enfermos mentales. Un humano cerebralmente disminuído no se parece más a los animales, lo que contradice la diferenciación cuantitativa o "de grado" que surge de algunos datos de bioquímica o de etología. Es por ello que muchos difieren de la bien argumentada opinión de JAL.
Fin de campaña Somosaguas 2024... ¡Gracias por todo!
Hace 2 meses