lunes, octubre 29, 2007

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Algunos pueden pensar que son obvias, pero para otros, las diferencias entre humanos y animales no son nada obvias (también otros piensan que son inexistentes). En ésto como en tantas cosas, los humanos nos diferenciamos entre nosotros: somos capaces de diferir en cualquier cuestión que se nos plantee, tanto si en apariencia es fácilmente contrastable como si no. Vean por ejemplo la disquisición de JAL sobre este tema:

http://weblogs.madrimasd.org/biocienciatecnologia/archive/2007/10/26/77481.aspx

Parecería, a priori, que la cuestión de la diferenciación entre humanos y animales sería fácilmente contrastable. A diferencia de las plantas, los animales se caracterizan por tener algún nivel de consciencia neuronal. A los humanos se nos ha desarrollado tanto la consciencia neuronal que prácticamente estamos identificados con nuestro cerebro. Gran parte de las cualidades típicamente humanas nos suelen remitir al cerebro: consciencia individual, lenguaje, capacidades cognitivas, etc.

Los animales más similares al ser humano no llegan a desarrollar más que muy pobremente las cualidades neuronales típicamente humanas (y cuando lo hacen, es siempre inducidos por un humano). Los animales más diferentes del ser humano presentan capacidades neuronales todavía más pobremente desarrolladas y menos variadas, hasta encontrarnos con animales de niveles de consciencia neuronal tan poco importantes que llegan a comportarse de forma similar a las plantas (por ejemplo, los crinoideos)

En esta situación, la diferencia entre humanos y animales es para muchos científicos una cuestión de grado y no de clado: cuantitativamente distintos, pero no cualitativamente. Seríamos esencialmente iguales a los animales, sólo que con más cerebro. Además, si nos fijamos en rasgos anatómicos o fisiológicos no cerebrales, nos distinguimos poco de los primates y otros mamíferos. Y desde el punto de vista genético, nos parecemos más a los demás primates que lo que dos ranas se parecen entre sí ¿Alguien habrá intentado ya la hibridación?

En esta situación encontramos una paradoja: un humano con una importante lesión cerebral, que le produzca retraso mental y le incapacite para realizar las funciones típicamente humanas ¿sería más similar a un animal?
Aquellos que tratan con personas deficientes mentales deben decirlo; pero creo que no se forman ni informan con veterinarios o cuidadores de animales, sino con médicos, enfermeras y educadores. La experiencia muestra que hay niveles de comunicación no verbal entre humanos, que permiten superar importantes deficiencias cerebrales; y capacidades cognitivas muy elevadas en personas con severos retrasos mentales. La película "Rain man" no se basa en una ficción, sino en las observaciones bien contrastadas de psiquiatras y cuidadores de enfermos mentales. Un humano cerebralmente disminuído no se parece más a los animales, lo que contradice la diferenciación cuantitativa o "de grado" que surge de algunos datos de bioquímica o de etología. Es por ello que muchos difieren de la bien argumentada opinión de JAL.

miércoles, abril 11, 2007

Los humanos asistimos asombrados a nuestros propios cambios, de los que no sólo somos espectadores, sino en gran medida también gestores y provocadores:

Podemos leer a M.A. Durán (CSIC). Madrid+d (Noticias) ... "Cuando las mujeres dejaron de ser vivíparas"
"Ignoro cuánto tiempo pasará hasta que este tipo de prácticas se implanten, pero no tengo ninguna duda de que llegarán. Resulta paradójica la enorme expectación levantada en España por los descubrimientos que muestran las huellas de nuestros remotos ancestros en las simas de Atapuerca, y que no se levante una expectación parecida hacia cómo serán nuestros descendientes. El camino de la evolución desde los hombres y las mujeres de Atapuerca hasta nosotros ha sido lento, porque ellos apenas podían influir sobre sí mismos. La humanidad del siglo XXI puede, para bien y para mal, influir poderosamente sobre su propio destino, incluido el destino biológico. Por eso creo que no falta mucho para que llegue el día en que un parto humano vivíparo se convierta en noticia y no lo contrario".


Nuestra consciencia se proyecta hacia el pasado y hacia el futuro, observando con asombro su enorme asimetría. El tiempo se deforma a nuestra consciencia, de forma similar a como ocurre con el efecto Doppler del sonido en movimiento:



  • el pasado se me alarga y estira progresivamente (hace sólo cien años la humanidad no podía imaginar más de 6000 años atrás);

  • el futuro se me amontona y acorta (parece que fue ayer cuando aparecieron los teléfonos móviles, y ya no podemos vivir sin ellos).
No hay razones físicas ni químicas para la asimetría temporal. Deben de ser razones biológicas, psicológicas, o de otra naturaleza. La "caída", la expulsión del paraíso, muchos mitos de nuestras culturas hacen referencia a una ruptura de simetría en el origen de la humanidad. El "big bang" está también en el origen de una ruptura mayor de simetría: la expansión del Universo, el más gigantesco "efecto Doppler" de la historia.

martes, marzo 06, 2007

¿Es el ser humano responsable de la desertificación reciente?

Esta pregunta está siendo debatida en estos últimos años, pues hace poco era impensable. Ni se formulaba ni se imaginaba algo así. Pero poco a poco se va haciendo evidente que algo tenemos que ver con la desertificación reciente del planeta, desde hace unos 6.000 años cuando empezaron las culturas megalíticas en el Mediterráneo, en Mesopotamia y en el Pacífico.

En un mapa del antiguo lago Chad (ahora reducido a la zona rellena de azul), podemos ver lo que fue su extensión hace 4000 años (paleo-costa azul) y 5000 años (paleo-costa rosa). Entonces estaba el Sahara tan poblado, que cientos de ruinas neolíticas están conservadas cada pocos kilómetros entre los campos de dunas. Incluso hay arpones de hueso, vértebras de enormes percas y cerámica decorada, conservados entre capas de rocas lacustres (diatomitas) que el viento ha modelado en colinas en forma de "lomos de ballena" (yardangs).

Y la reducción drástica del gran lago "Mega-Chad" no es el único caso. Otros muchos lagos enormes se secaron en Libia, Sudán, Mauritania, Asia central...

Cuando se han datado los inicios de grandes civilizaciones, se ha comprobado que su inicio precede a los grandes ciclos de desertificación. Así, hace unos 5000 años se iniciaron en el Pacífico los grandes ciclos de calentamiento y sequía (ENSO-El Niño) , que no existían anteriormente. Por esa misma época se desarrollaron culturas megalíticas en Perú (ver Sandweiss, D.H. et al., 1999 - Transitions in the Mid-Holocene. Science, 283: 499-500). Un deterioro climático hacia la aridez se detecta en Egipto y Palestina hace unos 6,300 años, y en el Norte de Mesopotamia hace 4,200 años (Dalfes et al., 1997 - Third millenium B.C. climate change and Old World collapse. NATO ASI ser. 1, vol. 49. Springer Verlag). En vez de producir el colapso de culturas previas, estas crisis climáticas coinciden con la expansión de la civilización egipcia y mesopotámica. Igualmente en esa época se desarrollan culturas importantes en Australasia, China y Japón. En España, la cultura de Los Millares en Almería ha dejado también restos megalíticos y de grandes herbívoros acompañados de roedores riparios, indicadores de clima húmedo. Su desarrollo hace unos 4000 años también precede al inicio de la actual desertificación.

Nos puede parecer que aquellos hombres eran tan pocos y tan poco industrializados que no pudieron cambiar tanto al planeta como nuestra civilización actual. Y sin embargo, aún la pequeña cantidad de humanidad de entonces dejó grandes monumentos y huellas de su actividad que indican la gran desforestación, el descenso del nivel de los acuíferos y la extinción local de grandes mamíferos. Jirafas, grandes rebaños de rumiantes, cocodrilos y avestruces vivían en Libia, Níger y Argelia, como atestiguan las pinturas y grabados rupestres (en la foto, grabados del Sahara al sur de Argelia).